La experiencia de los empleados se puede definir como lo que las personas encuentran, observan o sienten a lo largo de su trayectoria laboral en una organización. Teniendo en cuenta la gran competitividad que hay actualmente para atraer talento, cada vez más empresas deciden apostar por diseñar una experiencia del empleado que marque la diferencia.
Se trata de un modelo de gestión que aporta valor a las organizaciones y a los departamentos de RRHH. Una visión amplia de la relación entre el individuo y la organización, comenzando con el proceso de solicitud y continuando hasta el día en que el individuo abandona la oficina. Por lo tanto, desde el punto de visto del empleado, si su organización le ofrece una experiencia que supere o al menos cumpla sus expectativas con un trato personalizado, estará más satisfecho y orgulloso del lugar donde trabaja, comprometido con la compañía y el resultado será el incremento de su desempeño y resultados.
“Es importante que la empresa consiga fidelizar a su primer cliente: el empleado”
Existe un truco infalible para garantizar la mejor experiencia de los empleados: desarrollar el plan de desarrollo del talento desde “Las 3 Es”: Employee engagement, Experience and Effectiveness feedback (lograr el compromiso de los empleados hacia la empresa, garantizar una experiencia laboral única y ejemplar y tener en cuenta todas las opiniones para un trabajo efectivo).
El ciclo de vida del empleado
Cada paso en el ciclo de vida del empleado es importante porque afecta tanto a la cultura empresarial como su rendimiento: desde la entrevista y la incorporación, pasando por la capacitación y el desarrollo hasta el momento de que finaliza en la empresa. Anotar cada hito clave ayuda a las organizaciones a comprender cómo están ayudando a sus empleados a tener éxito y dónde deben invertir más esfuerzos.
En todo este proceso, ciclo de vida del empleado debe incluir:
- una cultura de colaboración, transparencia y participación;
- una toma de decisiones, a todos los niveles, más sencilla y eficiente;
- un mejor acceso y gestión de la información en el trabajo;
- un adecuado desarrollo profesional y humano.
Por ejemplo, la experiencia de incorporación. Este el primer paso para introducir a los nuevos empleados a la cultura de la organización y una oportunidad para presentarles a las personas, herramientas y experiencias que los ayudarán a tener éxito. Cuando se hace bien, ayuda a los principiantes a alcanzar su potencial más rápido y los mantiene en la organización por más tiempo. Por otro lado, un proceso de incorporación ineficaz puede frenar a las personas, por lo que les lleva mucho más tiempo comenzar a hacer una contribución real al negocio.
De modo que si quieres optimizar y no olvidarte de ninguna fase importante del ciclo de vida de tu equipo asegúrate de mejorar su experiencia desde:
- las ofertas de empleo
- los procesos de aplicación y selección
- el primer día de trabajo y el proceso de onboarding;
- los planes de formación y desarrollo
- los planes de carrera
- la gestión de equipos
- las políticas de promoción y sucesión
- momentos importantes en la vida de las personas (casarse, tener un hijo, una enfermedad, periodos de excedencias)
- y las desvinculaciones, bien sea por decisión del propio empleado, despido o jubilación.
Si este trabajo se hace bien, se estará creando un ambiente inspirador en el que las personas puedan desarrollarse y la organización consiga:
- Una plantilla más feliz e involucrada, por lo tanto, más productiva.
- Un entorno estimulante ayuda tanto a la atracción como a la retención de talento.
Pilar Fernández | Marketing & PR Growlia Consultora de Inbound Marketing y copywriter. Máster en desarrollo personal y liderazgo. Sólida experiencia en startups y agencias de comunicación internacionales.